Varios Autores
Quiero mencionar algunas líneas de investigación que considero fundamentales y prometedoras en esta empresa: la primera es la ilusión de comprensión que las personas tienen en relación con los fenómenos sociales y políticos. Esta agenda, que está siendo desarrollada por un estudiante de doctorado dentro de mi laboratorio, nos podría dar luces sobre las razones por las cuales las personas toman decisiones políticas, sin revisar adecuadamente los procesos de razonamiento que los llevan a tomarlas. En segundo lugar, creo que es importante revisar los procesos de ra-zonamiento moral, particularmente en relación con la comprensión de la justicia restaurativa, por oposición a formas más intuitivas de justicia, como la justicia re-tributiva. En tercer lugar, creo que es necesario estudiar cómo actúa la propaganda política y cómo las personas tienden a evadir la carga cognitiva que el razonamiento complejo implica, lo que los lleva a seguir lemas de fácil procesamiento
La victoria del No en el plebiscito para refrendar el acuerdo de paz en Co-lombia no es sólo un hecho negativo de proporciones históricas cataclísmicas, sino que señala la urgencia de estudiar una serie de fenómenos psicológicos que podrían explicar dichos resultados. Incluso si un nuevo acuerdo es aprobado, el hecho de que un país entero haya rechazado el acuerdo arriesgando volver a la guerra y se haya alineado con los intereses de la derecha más conservadora incluso sin pertenecer a ella genera preguntas importantes para la investigación psicológica. Como el brexit o la victoria de Trump, los resultados del plebiscito nos obligan a repensar el sujeto político de la psicología, de la misma manera que los economistas se vieron obligados a repensar el sujeto económico con los estudios de racionalidad limitada, y también con la recesión económica del año 2008 (Kahneman, 2003; Shiller, 2015). Debemos reconocer que derivar nuestras intuiciones políticas desde el marco normativo fue un error crucial en un momento central de nuestra historia política. Esto es verdad para la izquierda que considera que el hombre es maleable en senti-dos que lo llevan a ser necesariamente solidario con los demás (Vygotsky, 1993). Es verdad también para la derecha que desde la teoría del votante central ha asumido que los sujetos políticos, como los económicos, son esencialmente racionales, y pueden ser modelados a través de la teoría de juegos (Aidt, 2000; Smith, 1991). Tal vez, sea necesario que tanto derecha como izquierda, recuerden, si la figura retórica se me permite, que somos animales, con todo lo que esto implica. Esta metáfora, por supuesto, no debe ser tomada literalmente. Múltiples factores que trascienden lo biológico han llevado a esta situación. Otra vez metafóricamente, se puede hablar de la nostalgia por un padre que lo ordena todo en una época de profunda incerti-dumbre como lo es la globalización cultural y económica.