Silva Romero, Ricardo
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Cronología
Prólogo: Historia de la locura en Colombia
Primera parte: Historia de la locura colombiana
Segunda parte: Historia de la terapia colombiana
«Marcha fúnebre»: Diez años de columnas en El Tiempo
Contraportada
La Historia de Colombia ha sido y es un drama protagonizado por caudillos -liberales o conservadores: qué más da- que ha ido y que va enloqueciendo a todo el que se encuentra a su paso. La Historia de Colombia ha pasado por encima de su pueblo como una conquista española o una guerra civil o un Bogotazo o un fusilamiento de la dictadura o un incendio del Palacio de Justicia o una toma guerrillera o una masacre paramilitar. Podría decirse, sin temor a exagerar, que aquí no ha habido colombianos sino daños colaterales. Y que, sin embargo, desde Las convulsiones hasta hoy hemos tenido suficientes narradores del horror como para no acabar sepultados por el delirio y por el trauma.
El novelista Ricardo Silva Romero ha escrito en los últimos diez arios, para la edición de los viernes de El Tiempo, una popular columna que lleva el colombiano título de «Marcha fúnebre». El libro que usted tiene en sus manos es una selección de doscientas que, sumadas, cuentan los viejos dramas que hemos vivido desde mayo de 2009. Hubiera podido llamarse La Patria Loca este compendio, en vez de la Patria. Boba del periodo histórico, pues más que tonta nuestra nación ha sido demente, chiflada, delirante, peli-grosa. Y porque, en un prólogo que es un libro entero, Silva Romero ha contado la historia de la locura llamada Colombia, pero, más que un análisis psicológico de la manera de ser colombiana, ha hecho una radiografía, una disección precisa y aguda de nuestra vida pública: «Síndrome de Colombia: este empeño maldito de que no se dé entre nosotros la solidaridad, sino apenas la caridad, y que engendró una sociedad en la que es común reclamar, por las buenas o por las malas, el derecho inexistente a mirar a los demás hacia abajo», escribe. Y ese texto introductorio es también -pues por algo henos acá, subsistiendo a nuestra propia alienación- la historia de los modos milagrosos que nos han permitido sobreponernos a tanta barbarie, a esa violencia que parece definir-nos: la burla; el humor, la sátira, la ficción, la opinión, la palabra, en fin, la vocación de sacar a la luz la verdad que quieren tapar con sangre, fuego y lodo.
Se trata, en resumen, de un recuento histórico que pone en contexto una columna sagaz y esclarecedora que en esta década pasada nos ha permitido ver al país de hoy sin sus máscaras ni sus mentiras. Un país que insiste en malos vicios, pero en el que también se. forja una nueva ciudadanía sin retrovisores, que está dispuesta a luchar por sus derechos, y que alienta a sembrar las semillas de la esperanza de que algún día, ojalá no doscientos años ni doscientas columnas después, seamos capaces de derrotar la indiferencia y la corrupción para abrazar la solidaridad, la cordura y la sensatez.